Quedando 7 minutos para que sea Lunes, veo que mi fin de semana se esfumó, no me di ni cuenta como pasó el amado sábado y el corto domingo. Definitivamente el lunes no es mi día. De plano el domingo en la noche comienza la angustia del termino del fin de semana y el tiempo libre para hacer lo que quiera, o sea nada. Mi lunes es malo desde el principio y sin excepciones, hablo la mitad de lo que hablo un día normal, todo lo que quedó pendiente el viernes en el trabajo, que era desagradable, tendrá que ser retomado, terminó el idilio de no tener que luchar en el tren matutino con los apretones y comenzó el de gente apretada contra mi siendo mal educada. Maldito Lunes, nunca me podré acostumbrar a ellos. Cuando estaba en el colegio era más o menos lo mismo sólo que las incomodidades eran otras, tenia que volver a ponerme uniforme, planchar todo el domingo para que el lunes este descente para el acto patrio (así le decíamos en mi colegio), y despertar temprano, lo peor de todo. Cuando estaba en la Universidad era un poco más relajado y no me costaba tanto superar la perdida del fin de semana aunque pensándolo bien siempre me tocaron ramos dificiles a primera hora de la mañana de Lunes, por ejemplo, álgebra, cálculo, y uno completamente apestoso: ÉTICA, pero eso ya es harina de otro costal. Me iré a dormir y aprovecharé las 7 horas y 1/2 que me quedan de mi tiempo libre dispoble y esperaré a que sea Viernes mi día favorito.