Hoy en específico pensé en escribir sobre las cosas que nos alegran el día. Cosas que hacen que uno sonría mientras piensa que es un lindo día y que nada malo podrá pasar.
Es de mañana y voy media dormida caminando a tomar "la locomoción" cuando veo desde lejos a una pareja de abuelitos que vienen del brazo, la señora muy tierna y amable me saluda al igual que el señor. Desde el primer día que me los encontré y cada vez que me los cruzo en la mañana la señora toda tierna me saluda. Como si me conocieran desde muchos años, la señora toda amorosa me dice "chao, que le vaya bien" y a veces hasta tira besitos. Encontrarse con gente así te hace comenzar con otra actitud el día. Además viéndolo del punto de vista que nadie en esta ciudad hace esas cosas, saludar a los vecinos o regalar sonrisas...casi nunca pasa, pero hay gratas excepciones. Después que saludo a los abuelitos como que despierto y sonrío de tener la suerte de encontrar gente como ellos.
Otra cosa que me alegra el día "a más no poder” es que alguien me envíe mensajes acordándose de mi, espontáneamente florece una sonrisa en mi rostro. Puedo estar muy bajoneada y se me quita al instante, es la solución a todos mis problemas.
Son tan pequeños esos detalles, que por lo menos a mi me hacen sentir feliz, que luego uno piensa, "nos hacemos problemas con tan poco".






Desde que vivo aquí (en la ciudad capital) he tenido que usar su movilización colectiva, y en el que más he viajado ha sido en el metro.
Para que vamos a profundizar en sus incomodidades, que a ésta altura todos sabemos, pero han de saber (por lo que me han contado) que hay metros peores...Siii!!! Peores, y que el nuestro esta clasificado como uno de los mejores del mundo.
Mi hermana me contó que el metro de Bs. Aires estaba mal cuidado, especialmente las estaciones (suciedad y las estaciones eran feas)además que era menos "tecnológicas". Otro caso que he oído es el metro de Tokio donde en ocasiones empujan a la gente para que pueda entrar:

Pobres no pueden ni respirar....
Bueno, mi punto no era describir las cualidades o defectos de nuestro tren de ciudad, sino de las personas que lo usamos a diario y de las historias que ellos cuentan.
Generalmente, en la mañana, todos van silenciosos, con cara de disgusto o de sueño, incluso algunos duermen (no sé como lo hacen!!!)Además de eso hay muchos que escuchan música con sus reproductores varios, mp3, IPOD, mp4...ah también con esos celulares estrambóticos que tienen todo incluido. En eso todos son distintos, pero en lo que todos se parecen es en que el volumen está al límite y uno también puede escuchar su música, aunque no tenga ninguno de los aparatos que mencioné antes. Hay de todo "en la viña del señor", pero dentro de ese "todo" siempre me toca algún sandunguero, reggaetonero, etc. Un día me tocó viajar al lado de un niño que escuchaba Villera; el shin shirirín se pega, mis dedos agarrados en la manilla del tren comenzaron a llevar el ritmo...en ese momento los obligué a detenerse.
Como sea, el metro no nos trae sólo música, también historias varias, pero esas ya son en la tarde, después que la gente sale del trabajo les gusta hablar, compartir sus vivencias y uno aprovecha de escuchar y aprender...o decir "pero cómo??". Un día un señor venía hablando con un amigo (me pareció que era su amigo), una historia de cómo una vez en un trabajo en el que estaba (de la construcción) un señor mató a un gato y lo hicieron cazuela, yo quede espantada....porque hasta describió como mataron al gatito, me dio penita, creo que no vio mi cara de sorpresa, asco, piedad que tenía en ese momento, porque seguía contando como si nada. Otro día otro señor le contaba a otro que estaba chato de su esposa, y que se quería separar, eso también fue triste. Algunas historias también son chistosas o tiernas, como cuando van niños en el tren, y comienzan a preguntar cosas a las mamás una vez me fui junto a una niña que andaba con su almohada, creo que también la chupeteaba porque estaba toda manchada, pero eso fue tierno.
Esas son las cosas que me gustan de viajar en metro, puedes apreciar detalles que antes no apreciabas, como que alguien te sonría, o te deje pasar. Porque hay gente muy imprudente, entonces encontrarse con alguien ubicado y educado es como un tesoro.
No me extiendo más.
No se sienten en el suelo del tren